En un mundo cada vez más moderno y acelerado, hay algo profundamente fascinante en sumergirse en la historia a través de una residencia histórica dedicada a la hospitalidad.
Una experiencia que revive siglos de historias y envuelve a quienes la eligen en una atmósfera única, donde la elegancia del pasado se encuentra con el confort del presente.
Palazzo Rocchi, anteriormente conocido como Palazzo Ghivizzani, conserva, incluso después de una cuidadosa restauración realizada por la familia Mungai/Giurlani, los rasgos característicos del Palacio Medieval erigido en el siglo XIII en la encantadora Piazza San Michele, antiguo foro romano y centro de la vida urbana.
Desde la entrada, Palazzo Rocchi recibe a sus huéspedes con la elegancia de tiempos pasados y el calor de lo que quiere ser un Hogar, donde la hospitalidad y la funcionalidad de los servicios satisfacen múltiples necesidades, proponiéndose como punto de referencia e ideal para estancias inolvidables, ya sean de trabajo o de descanso.
La arquitectura, los frescos murales y los detalles originales transportan al visitante a una época en la que el arte y la belleza se celebraban con maestría.
Subiendo unos pocos escalones desde la recepción se accede al salón central, que en su día fue una sala de baile. Decorado en estilo imperio, conserva aún los revestimientos murales originales del siglo XIX. En este salón, agradable zona común para conversar o relajarse, se sirve a los huéspedes un desayuno abundante, aperitivos, cócteles y la oferta del rincón cafetería.
Cada habitación es un tesoro de historias, con mobiliario de época y familiar, decoraciones y detalles que narran el pasado de la residencia, permitiendo vivir su autenticidad sin renunciar al confort moderno.
Las habitaciones, cada una con su estilo único, ofrecen un refugio de paz y una mirada íntima a la vida urbana: algunas con vistas a la acogedora Piazza San Michele, otras a los tejados y torres que son símbolo de la ciudad.
Alojarse en Palazzo Rocchi es una invitación a vivir una experiencia no como turista, sino como intérprete del patrimonio cultural y artístico que la ciudad de Lucca ofrece, preservando las riquezas de su historia.
Una puerta al pasado que es también redescubrimiento de raíces y tradiciones que dan forma a nuestro presente.